"Cada rol que interpretas, viene con su propio set de retos"
Mireille Enos
Friki, nerd, ñoño, rarito... Hasta hace unos pocos años, los jugadores de rol recibíamos diferentes apelativos debido a la forma particular en la que nos divertíamos. Pocos, tal vez solo los que de verdad jugábamos, lográbamos entender cómo podíamos divertirnos sentados frente a una mesa actuando de forma graciosa, lanzando dados e imaginando situaciones épicas que solo existían en nuestra cabeza. Hoy, gracias a las acertadas y desacertadas películas de Dungeons & Dragons, a Stranger things y a series animadas que se aproximan al trasfondo de lo que es el juego, así como a la pandemia y a la búsqueda de opciones de ocio durante el confinamiento, podemos decir que hemos llegado al primer apogeo global de los juegos de rol.
Pero hoy no vengo a hacer remembranza de las múltiples horas de entretenimiento que he vivido en los últimos 28 años o de cómo he encontrado a la mayoría de mis grandes amigos a través del juego. Hoy quiero hablar del poder de los juegos de rol para fomentar la creatividad y sobre todo, sustentar este tipo de juegos en contenidos transmedia y también en contenidos interactivos.
El rol tiene por esencia el componente interactivo de los jugadores siendo llevados a tomar decisiones, ya que permite su participación siendo protagonistas de historias y situaciones que comparte un narrador (o máster, como dicen en inglés). Este narrador puede tomar como base argumental una historia hecha previamente o una “aventura” totalmente creada de ceros, fundamentada en los cimientos del universo narrativo del juego. El hecho de convertirse en co-creador de historias o en términos más técnicos, en prosumidor del juego, hace que este ya sea parte de un universo transmedia (obviamente si hay otro producto u otra plataforma más al menos, bajo los mismos parámetros de ese universo).
Por ejemplo, el juego mencionado anteriormente, Dungeons & Dragons, fue el primer juego de rol en existir y a partir de él, se han producido videojuegos, películas, juguetes, series animadas, juegos de mesa, juegos de cartas, novelas, producciones de actores de doblaje jugando e imitando voces y muchos más contenidos. Igualmente pasa con Cyberpunk, famoso a partir del juego de rol y que luego se fue expandiendo en el taquillero videojuego cuyo trailer incluía a un Keanu Reeves con un brazo cibernético, así como novelas gráficas, cómics y una serie animada disponible en Netflix.
Esto demuestra el poder narrativo que puede generarse a partir de un juego de rol, que funciona como piedra angular y casi como una “biblia transmedia” de un universo narrativo nacido a partir del manual de reglas del juego.
Por otra parte, existen los juegos de rol como engranajes de universos más grandes y que nacieron a partir de otras plataformas: Star Wars, El señor de los anillos, La llamada de Cthulhu, Alien, Ghostbusters, The Walking Dead e incluso Dallas – aquella famosísima serie de los años 80 – tienen su propio juego de rol creado generalmente a partir de la literatura y/o el cine, principalmente.
Todo esto nos demuestra la riqueza narrativa que puede existir dentro de los juegos de rol, ya sea como base contextual de un universo o como complemento abierto y expandible de este.
El mundo de los juegos de rol es bastante complejo y amplio y aunque aquí hemos solamente tocado base, surgen nuevos interrogantes, principalmente sobre su potencial como engranaje de los universos transmedia, lo cual veremos en la segunda parte de este blog.
¡Que los dados te acompañen!
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